Karrunde: arte, historia y una familia de por medio

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En el sur de México, aislado y viendo al mar se encuentra un estado cuya historia es tan rica como su gastronomía. Oaxaca no es ajena la vasta e icónica cultura mexicana, desde un inicio el choque entre lo indígena y lo europeo llevó a una serie de eventos que volvieron de ese estado una de las cunas de la mexicanidad. Grandes e ilustres personajes de la historia nacional tienen sus orígenes en esas tierras rodeadas por sierras y el océano cuyo clima la ha vuelto idónea para el cultivo de azúcar y maguey en las grandes haciendas. 

            Como toda historia, se debe comenzar por el origen. ¿Por qué la palabra karrunde? Proveniente de la lengua de los cuicatecos de Oaxaca, significa arcoíris y pinta la historia de una familia que con espíritu aventurero y corazón bohemio ha estado entramada con el mundo artístico nacional e internacional. La familia en cuestión es de apellido Olguín, cuya etimología nos refiere al vasco y tiene como significado el hacer herrería, que quizás es una mera coincidencia o a lo mejor es la predestinación del apellido lo que encamino a Guillermo Olguín Rodrigo y su casa a construir parte de lo que hoy conocemos como el mundo artístico oaxaqueño.  El libro de Carla Zarebska nos muestra como este microrrelato es de color arcoíris, desde el enamoramiento entre Guillermo y Mari, pasando por su tiempo como coordinador de programa en Diconsa, hasta el reencuentro entre Guillermo Olguín y Jonathan Congdon.

            Desde joven, Guillermo Olguín tenía un espíritu indomable el cual siempre estaba en busca de la siguiente gran aventura. Fue así como en el año 1965 conoció en una fiesta al fotógrafo francés Bernard Plossu que recién había llegado a México. Tanto el llamado artístico del francés como la curiosidad del mexicano los llevo a entablar una gran amistad y así, por sugerencia de Guillermo, hicieron un recorrido fotográfico por el territorio nacional. De ese viaje saldría el libro Le voyage mexicain en el cual se relata la aventura de dos años visto a través de la mentalidad beatnik de los años sesenta, así como la colección fotográfica¡Vámonos! Bernard Plossu en México presentada en el Museo de Arte Moderno. Además de las icónicas fotografías que dieron fama a su autor, la amistad entre Guillermo y Bernard es una de toda la vida, con un emotivo reencuentro en el París de 1987 tras muchos años de ausencia.

            Plossu no es el único artista impactado por la amistad de Mari y Guillermo. Personalidades como Francisco Toledo, Lila Downs, Angélica Houston y Robert Graham cuentan grandes anécdotas de su paso por Oaxaca y la relación con la familia Olguín. En el caso del fotógrafo estadounidense Peter Beard, la única comparación adecuada para el intrépido de Guillermo Olguín era con el mismísimo personaje de Tarzán cuyo dominio de la naturaleza solo era superado por su amor hacia ella. Los Olguín han sido en definitiva un motor de la cultura en Oaxaca, desde la fundación de El Central, bar cultural en el cual se reunieron los grandes artistas del momento que estuvieran por Oaxaca, hasta su activismo político por preservar los espacios históricos y culturales de Oaxaca capital en lugar de reemplazarlos por el simple beneficio comercial.

Sin más, se llega al fin de una historia de donde también se inicia. El reencuentro entre un hijo perdido, su padre biológico y toda una familia que lo recibió con los brazos abiertos. Esa es la historia de Jonathan Congdon y Guillermo Olguín. Sin saber que sus raíces se encontraban en tierras oaxaqueñas, Jonathan se sintió atrapado por su misticismo en uno de sus múltiples viajes por América Latina. Sabiendo que algún día regresaría, en el 2018 viajo junto con su familia a ver a Guillermo y el resto de los Olguín. Desde entonces, Jonathan reencontró parte de su origen en el lecho de una gran familia. Rodeado de su padre y hermanos nace el propósito de Karrunde como el navío para contar la historia de esa familia de Oaxaca. No es sino el arcoíris de aquellos momentos, dulces y amargos, en los cuales se forma el microrrelato de una familia que con su paso en este mundo han hecho del arte su instrumento para contar una historia.

Autor

  • Nicolás Ortiz

    Nicolás Ortiz estudia Ciencia Política en el ITAM. Además de gusto e interés, su experiencia lo ha llevado a escribir sobre el arte, la filosofía y el acontecer político. Colabora también con el periódico El Universal dentro de la sección Generación Universitaria.

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Nicolás Ortiz

Nicolás Ortiz estudia Ciencia Política en el ITAM. Además de gusto e interés, su experiencia lo ha llevado a escribir sobre el arte, la filosofía y el acontecer político. Colabora también con el periódico El Universal dentro de la sección Generación Universitaria.
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