La exposición Buena Suerte fue un evento excepcional que se llevó a cabo con la participación de las artistas mexicanas Mónica Loya y Citlali Haro, bajo la dirección de Alejandra Tena. En esta colaboración combinan sus enfoques artísticos individuales para crear un diálogo entre ellas.
Esta exposición une las habilidades personales de ambas artistas, lo que genera una experiencia emocionalmente cautivadora y estéticamente placentera. A través de una serie de pinturas, Loya y Haro exploran un tema tan intrigante como la fortuna y el papel que desempeña en nuestras vidas.
Ambas artistas examinan la suerte desde su experiencia como mujeres, pero no se limitan a esto, ya que sus obras se encuentran llenas de simbolismos que hacen alusión a la experiencia humana, y que llevan a cualquier espectador, sin importar su género, a sentirse identificado con su trabajo.
Sobre sus pinturas, Loya comenta: “Me gusta usar mi cuerpo para expresar este tipo de escenas porque es más fácil para mí. En vez de tomarle foto a alguien más y explicarle lo que busco, lo hago yo, la mayoría son autorretratos, son escenas”. Basta con echarle un vistazo a su trabajo para comprender que Loya invita al espectador a que se tome su tiempo para descubrir los pequeños detalles en su obra.
Not for Me, sobre este cuadro, la artista añade: “Por ejemplo, quise que representara algo muy bonito, una relación o algo, aunque al final te das cuenta de que no te queda o te queda muy chico y no te lo puedes quitar”. Son estos comentarios los que demuestran la capacidad emocional de Loya con la que desarrolla sus pinturas.
En Changuitos, Loya utiliza los dedos cruzados para representar el papel que juega el azar en la menstruación. La artista comenta: “Como mujer cuando pasa un sexo sin protección o un pedo así te la tienes que jugar al azar y eso se trata más de superstición”.
Ella se encuentra explorando continuamente el color rojo, pues está asociado con la violencia, pero reflexiona: “en el momento en el que se le añade un poco de blanco puede representar algo femenino”.
En la exhibición, los gatos negros adquieren un papel protagónico debido a su relación histórica con la fortuna, en su obra, Buena Suerte, Loya explica lo siguiente: “Realmente los gatos negros siempre han representado mala suerte y es como traer un gato siempre en tus hombros, como que tu suerte siempre está ahí, es como representar un gato imaginario. Los arañazos en la espalda representan esta misma suerte”.
En cuanto a la evolución en su pintura, ella destaca que el perfeccionismo era un problema fundamental, ya que sentía una gran presión por demostrar su capacidad artística a los demás, pero con el paso del tiempo ha logrado deshacerse de él y generar piezas más íntimas.
Por otro lado, Citlali Haro se distingue por su enfoque introspectivo y que refleja momentos de su vida, así como por el uso de capas de colores mucho más tenues y su interés por la oposición de ciertos conceptos en la psique, y que a su vez coexisten en la mente humana.
En Ataraxia, Haro analiza la relación entre la superstición y la creencia religiosa que aparentemente son opuestas pero en realidad se entrelazan, Haro explica: “En esta pieza es este lugar donde está leyendo la biblia y tiene un cuadro de un gato de la suerte, pero al mismo tiempo tiene un gato negro de la mala suerte, pero ella se encuentra despreocupada”. y luego agrega: “Las dos creencias son opuestas, hay como cierta armonía”.
Por último, en Dead man’s hand, la pintora explica: “Yo siempre he tenido conflictos en mis cumpleaños porque por alguna razón en los veranos siempre me va mal porque me pasan cosas malas, por alguna razón las crisis más malas que he tenido en mi vida han sido alrededor en mi cumpleaños, cuando cumplí 18 años mi novio me cortó ese tipo de cosas”. Haro juega con esta dualidad que la fortuna tiene en los seres humanos, pues en su cuadro se puede apreciar que la niña está a punto de pedir un deseo, mientras que a su lado se encuentra un mal augurio representado con unas cartas que tienen la mano del hombre muerto.
Sobre el rol de las mujeres en la escena del arte mexicano, la artista comenta: “obviamente los batos tienen un chingo de oportunidades y credibilidad en el mundo del arte. Hace unos años me topé a un bato conocido en el mundo del arte, a mí no me gusta lo que hace y me dijo Citlali qué chido ver tu arte aquí, pero todavía se me hace muy naive y yo de así: ¿tú quién vergas te crees para decirme que mi arte es naive?, chinga tu madre, no me conoces no sabes quién soy como persona”.
A pesar de las aparentes similitudes en su estilo, su enfoque es totalmente distinto y esto provoca que las obras de Loya y Haro se complementen entre sí, generando un equilibrio entre la vitalidad y la introspección. La exposición Buena Suerte invita a los espectadores a sumergirse en un mundo de colores, texturas y emociones. No existe ninguna duda de que ambas artistas poseen un gran talento y que son una de las artistas jóvenes más prometedoras del país.
Fun Facts:
Tanto Mónica Loya como Citlali Haro son autodidactas.
A Citlali le encanta la música japonesa en especial Yura Yura Teikoku de Shintaro Sakamoto.
También Plantasia de Mort Garson y los soundtrack de Ghibli
Citlali de morrita era bien metalera escuchaba Led Zeppelin y Pink Floyd.
Mónica disfruta de escuchar banda y podcast de crimen mientras trabaja.
