Se concibe al cuerpo como un conjunto de funciones, sensaciones, experiencias, pensamientos e ideas que se manifiestan en lo material e inmaterial; funcionando como un sistema perfecto de engranajes. Un medio de comunicación con nuestro interior y exterior que nos permite participar de forma activa en la sociedad y el entorno. La conexión cuerpo-mente es uno de los aspectos que ha acompañado a la humanidad a lo largo de la historia, siendo abordada por filósofos, científicos, psicólogos, antropólogos (entre otros), así como la base de prácticas integrales como el yoga, que buscan favorecer el equilibrio entre ambos para promover el estado de consciencia y bienestar.
Es verdad que nuestro cuerpo es el primer instrumento por medio del cual conocemos y experimentamos el mundo, por lo que, al contar con una mayor consciencia de nuestras emociones y sensaciones, podemos ser capaces de percibir de una forma más profunda la experiencia estética de observar y conectar con una obra de arte, por ejemplo, así como de empatizar con el artista y con el mensaje que busca transmitir.
Por otro lado, cuando se presenta un desbalance en la conexión con nuestro cuerpo, no solo se ve afectada nuestra salud y bienestar, sino la relación con quiénes nos rodean y nuestro entorno. Está desconexión entre el ser humano y su cuerpo, se encuentra cada vez más presente en la actualidad, generando una brecha no solo consigo mismo, sino con su entorno natural y social, manifestándose en el aumento de una apatía generalizada ante las problemáticas ambientales o sociales, por ejemplo.
Desconexión cuerpo-mente
La desconexión cuerpo-mente se presenta cuando experimentamos una separación entre nuestra experiencia física y nuestra experiencia mental, como si fueran dos entes por separado, sin existir una comunicación fluida entre ambas partes. En una sociedad cada vez más polarizada y con un significativo aumento en las enfermedades mentales, como la ansiedad y la depresión, se ha profundizado está desconexión manifestándose en la presencia de hábitos negativos como lo es el sedentarismo, el estrés crónico, la distorsión de nuestra imagen corporal, entre otros.
Uno de los médicos más reconocidos por su trabajo enfocado en la conexión cuerpo-mente es el Dr. Gabor Maté (Hungría, 1944). Su enfoque se basa en la idea de que muchas de las enfermedades físicas tienen un origen emocional y que su curación requiere abordar tanto los aspectos físicos como los psicológicos de la salud. Su obra nos permite reflexionar sobre nuestra responsabilidad para reconocer esos patrones ocultos en nuestra vida que nos generan malestar y hacer el trabajo que nos corresponde para cambiarlos, siendo en realidad, el trabajo de honrar y encarnar nuestro propio cuerpo, en nuestra versión más auténtica y verdadera. Seguramente, este despertar llegará después de un suceso fuerte en nuestras vidas, como lo es la enfermedad o la muerte, que nos haga reflexionar sobre las estructuras mentales y creencias que rigen nuestra vida. Una vez que este sufrimiento ha hecho su trabajo y, con suerte, ha dejado alguna enseñanza a su paso, podremos haber aprendido la lección con compasión hacia nosotros mismos y mejorar nuestra calidad de vida.
Desconexión cuerpo-entorno
Por otro lado, la desconexión con nuestro cuerpo y emociones tiene un efecto cascada impactando en la percepción de nuestro entorno y nuestras relaciones sociales. Esta perdida de sintonía con nuestro propio cuerpo puede verse reflejada en la perdida de la capacidad para apreciar la belleza de la naturaleza y el arte, así como de empatizar con quiénes nos rodean y su sufrimiento, surgiendo la apatía social y la falta de interés por tomar acción para mejorar nuestro entorno. Aunque la conexión de la humanidad con la naturaleza y el entorno es la base de múltiples filosofías antiguas, fue hasta años recientes que se le otorgó la atención e importancia a su investigación científica, coincidiendo los expertos en la necesidad de “cambiar el paradigma” y voltear hacia el cuidado de nuestro entorno natural como determinante para mejorar nuestra salud mental y bienestar en general.
En cuanto a nuestra relación con nuestro entorno social, la incapacidad de sentir nuestras propias emociones al estar desconectados con nuestro cuerpo dificulta la capacidad de reconocer y comprender las emociones de los demás y, a su vez, se fomenta una sensación desapego y apatía hacia las problemáticas del mundo que nos rodea. Si no somos capaces de reconocer el impacto que tienen nuestras acciones en nuestro bienestar, será difícil reconocer el impacto que tienen nuestras acciones en el entorno y los que nos rodean, por lo que es probable que nos veamos menos interesados e involucrados en actividades que promuevan la sostenibilidad o la justicia social.
Como podemos observar, la relación corporal no solo abarca el cuerpo físico, sino el mental, emocional y espiritual, permitiendo experimentarnos de una forma integral y completa, abriéndonos a sentir y conectar con nosotros mismos y con los que nos rodean, generando un impacto positivo en nuestro bienestar y entorno. De ahí la importancia de fomentar los hábitos e introducir prácticas en nuestras vidas que promuevan está reconexión, siendo muy beneficiosa la práctica del yoga (del sánscrito ‘unión’, योग), así como el prestar atención de manera consciente al momento presente por medio del ‘mindfulness’ y, finalmente, la apreciación y creación artística en sus diversas disciplinas.
Al emprender este camino de autoconocimiento, nos permitimos reordenar nuestros sentidos y despertar la magia del mundo en el que vivimos, aportando esperanza para generar un futuro más sostenible y empático. Solo así podemos recordar una profunda verdad olvidada en el mundo caótico en el que vivimos actualmente: todos somos parte de uno mismo.
Referencias:
Maté, G. (2023). When the Body Says No: The Cost of Hidden Stress. Scribe Publications.
Autor
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Yoguini y observadora de la belleza desde sus múltiples formas de expresión