Román de Castro – En Memoria de lo que se nos Olvidó

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Román de Castro. Fotografía cortesía del artista.

Román de Castro es una Persona Altamente Sensible. No solo por su enorme ojo y sensibilidad artística, sino también psicológicamente hablando. Para las Personas Altamente Sensibles (“PAS” por sus siglas), las sensaciones se experimentan a flor de piel. Esto resulta muy evidente al observar la obra de Román, la cual presenta una vulnerabilidad y franqueza desarmadora que resulta posible solamente en aquellas personas que constantemente se permiten sentir mucho.

La obra de Román consiste principalmente en objetos, mayormente cotidianos, intervenidos con una frase o reflexión escrita a mano. Estos textos usualmente tienen la función de reinterpretar la escena en conjunto con el objeto sobre el que están, generando así críticas sociales inteligentes y autorreflexiones juguetonas que invitan al espectador a explorar y a formar parte de la obra.

“Sentí el verdadero terror cuando me di cuenta que las manos de mi mamá ya se parecían a las de mi abuela” Acrílico sobre lienzo. Román de Castro

Sin embargo, aunque esta disposición a la vulnerabilidad vino un tanto natural a Román, el reto para él fue ponerlo afuera para el mundo. “Tengo la facilidad de aterrizar estas emociones y estos sentimientos que son universales hasta cierto punto, parte de una sociedad que vive en constante nostalgia (…) sí fue algo difícil ponerlo allá afuera, el animarme a decirles lo que pienso y como me siento pero estas sensaciones fueron difuminándose al ver la respuesta tan buena que recibí de la gente desde el principio”.

Y esto no sorprende mucho, ya que al ver el trabajo de Román de Castro es inevitable tener repetidos momentos de “Ajá” en los que se tiene la sensación de que te están leyendo la mente; y es que sus reflexiones son tan humanas que es inevitable identificarse, casi como si Román tuviera el poder de arrebatarte de la punta de la lengua aquellas emociones que llevan ahí años queriendo ser expresadas a gritos pero que tú no sabías cómo articular.

“Creo que estoy feliz pero tal vez soy asintomático”. Acrílico sobre tela. Román de Castro.

Así como la nostalgia es uno de los más notorios motores creativos de Román, también lo es la ausencia. Esta ausencia es enfatizada en la mayoría de sus obras, donde no solo es imposible encontrar una figura humana, sino que también es con el vacío y con la ausencia donde mejor funcionan sus obras. “Es mucho más fácil identificarte con algo cuando no tiene rostro. Es muy fácil que me identifique con tu sentimiento de ausencia, pero tal vez no me identifique con la persona que es el objeto de tu ausencia”.

“crecimos en lugares que no están hechos para crecer”. Acrílico sobre sillón abandonado. Román de Castro.

Las sillas son el objeto más recurrente en las obras de Román. Cuando no hay una persona usándola, una silla destaca la ausencia de su usuario pero también se convierte en mil cosas más. Es una mesa, un armario o incluso un lienzo. “Si pongo una mesa vacía, se dice que no hay nada. Si pongo una silla vacía, ese nada se convierte en nadie”. Por otro lado, también interesa a Román lo universal y atemporal del acto de sentarse. Se sienta para recibir malas noticias, se sienta para comer, se sienta para esperar.

La obra de Román de Castro es altamente honesta, directa y sin pretensiones. Es el tipo de obra aterrizada con el que la mayoría de las personas puede identificarse, demostrando así Román un autoconocimiento y una sabiduría que sin duda lo encaminan a ser uno de los artistas emergentes más prometedores de la escena artística mexicana. Román surge como una píldora de honestidad y refugio en la era de las redes sociales, las cuales buscando unir a las personas, terminan por destacar su soledad.

“Por favor no te apoyes en mi porque apenas aguanto mi propio peso”. Acrílico sobre silla. Román de Castro

Román de Castro está exhibiendo actualmente su nueva exposición “En memoria de lo que se nos olvidó” hasta el 10 de febrero en Galería Anomalía de la Ciudad de México. @anomaliamexico

Autor

  • Enrique Rodríguez

    Enrique Rodríguez estudió Arquitectura en el ITESM campus Querétaro y en el Politecnico di Torino. Con un posgrado en expresionismo abstracto posguerra otorgado por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), Enrique es un apasionado por el arte, el diseño y la literatura. Actualmente es arquitecto en Tesla, inc. además de llevar su práctica privada de arquitectura y su taller de artes visuales y diseño.

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Enrique Rodríguez

Enrique Rodríguez estudió Arquitectura en el ITESM campus Querétaro y en el Politecnico di Torino. Con un posgrado en expresionismo abstracto posguerra otorgado por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), Enrique es un apasionado por el arte, el diseño y la literatura. Actualmente es arquitecto en Tesla, inc. además de llevar su práctica privada de arquitectura y su taller de artes visuales y diseño.
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